lunes, 23 de marzo de 2009

Gran Torino, Gran enseñanza.


No fue un buen fin de semana, estaba desorientado, odiando, a la defensiva, pero como siempre me pasa, una buena peli me detiene y me hace reflexionar “Gran Torino” del señor (maestro) Clint Eastwood, hace tiempo la quería ver, la historia me atraía, vi buenas críticas por aquí por allá. Y me lance a verla al cine, obviamente pasé por la tienda de DVD,s a ver si la encontraba de casualidad porque es del 2008 la peli, mejor fue que no la encontrara, porque arriendo y arriendo dvd,s y no veo ninguno XD. Llegue, me senté en la butaca del cine y empezó. En resumen la historia trata de un viejo que queda solo al morir su esposa, es un viejo arisco y racista, veterano de Vietnam, que no habla, gruñe, quiere más a su anciana perra Daisy que a sus hijos, y sus nietos, que están más preocupados de las cosas que les puede heredar, como su auto Ford Gran Torino del 72, que el anciano cuida y limpia empeñosamente. Un día un familia de chinos llegan a la casa del lado, son sus nuevos vecinos, en verdad son coreanos, pero para el veterano, son todos “chinos”, sin quererlo, el anciano salva al joven de la familia de chinos de una pandilla y comienza una amistad con la familia, y en especial con el joven, al que le enseña como ser un hombre hecho y derecho, así fue como un grupo de desconocidos se llega a conectar con él, más que su propia familia y hasta allí llego, porque sinceramente veánla, es una película preciosa, que no te dice, que vas a lograr tus sueños, que encontraras un amor, o que la humanidad será mejor sino que pesques el teléfono y llames a tus abuelos, no pidiendo cosas ni por obligación sino porque de verdad quieres hablar con ellos, para no desperdiciar la vida con la sabiduría que te da la experiencia de los ancianos. Cuando iba en el metro, rumbo a entrenar, me sentía mal por todas las veces que mis abuelos llamaban para preguntar como estamos, y yo respondía monosilabamente a todo para hacer la conversación mas corta o las pocas veces que los llame, pero para pedir cosas :/… Llegue a entrenar, y ahí a soportar la personalidad especial del entrenador, que cuando uno cree que anda “atravesao” de la naa cambia y también viceversa. La cuestión es que ya me tenía chato el hecho de que no me dejara luchar como lo hacen todos mis compañeros en la última fase de la clase, siempre quedo practicando los mismo ejercicios básicos, que ya domino. Pero hoy fue diferente, nos va a eligiendo de a dos para armar las parejas de lucha, y cuando ya creía que nuevamente me quedaría practicando, me mira y me elige para luchar con un compañero. La felicidad altiro se me cambió a nerviosismo, pero estaba preparado, hace tiempo ya tenia hecha una secuencia con dibujos de monos con palitos cuando me tocara mi primera lucha, y la lucha se veía bonita, la ensayamos y ensayamos pero había una parte que siempre se me borraba, hasta que el profe llegue y nos grito TIEMPO!, chuchaa, mi cuerpo se tensó, y empecé a recordar cada movimiento, pero me bloquee en lo que seguía después de uno. Y lamentablemente por ser tan “popular” allá, el profe dejo elegir a los otros luchadores que lo acompañaban los primeros en combatir, a coro todos dijeron: chespirito!, (si si, así me dicen). No sé que cara habré puesto, me subí al ring y empecé. Al principio bien, pero como me borre pasamos de ¼ de la lucha a los ¾ altiro, no hubo ½. Terminamos y reino el silencio, el sentimiento de frustración se acercaba, lucharon todos mis compañeros y ahí estaba esperando yo, los regaños del profe, porque siempre me encuentra una wea que hago mal, pero no fue tanto así, tácticamente no me critico nada, solo que no hiciera como que lucho, sino que sienta la lucha, histriónicamente es algo que se puede arreglar para la próxima, y así me quite el karma, luche y solo queda seguir subiendo. En el metro de vuelta sentí una gran alivio, sonreía solo mientras escuchaba un Alehluya por mi cabeza, pero Gran Torino volvió a mi mente, llegue a mi casa, y antes de comer, de sacar las cosas de mi mochila, de saludar a cualquiera, tomé el teléfono y llame a mis abuelos, por primera vez para hablar con ellos porque yo quería…